No poder acceder a nuestros recuerdos, no reconocer a las personas queridas, desvanecerse el entendimiento de la realidad más cercana, ser consciente como la memoria se desmorona como si se tratara de una torre de naipes. Las estadísticas dicen que en nuestro país 800.000 personas experimentan lo descrito. Sin olvidar el sufrimiento emocional de los cuidadores de estos y del resto de familiares y amigos. Dignificar la vida de las personas, proteger a los más vulnerables y empoderar a los que pueden revertir este tipo de amenazas para la salud y el bienestar de las personas, es lo que deberían defender las sociedades avanzadas. ¿Qué es, si no, una sociedad avanzada?
El ser humano ha podido prevenir y curar muchas enfermedades. La capacidad inventiva y científica de la Humanidad es indudable. Pero los investigadores que estudian en profundidad cómo curar el Alzheimer -y otras enfermedades neurodegenerativas- necesitan recursos y tiempo remunerado para poder dar con las claves para el remedio.
No podemos olvidarnos de las atenciones de los cuidadores y familiares de estos enfermos. Existen terapias efectivas y deben estar a disposición de todos las personas que están sometidas a estos niveles de sufrimiento, desorganización emocional y psicosocial. Ellos también se merecen aliviar esa carga que la enfermedad también les hace pasar. Las encuestas dicen que el 85% de los recursos invertidos para atender a estas personas recaen sobre las familias.
Si todos juntos nos comprometemos, en la medida de nuestras posibilidades, con la solución efectiva para la erradicación del Alzheimer. La enfermedad llegaría a hacerlo más liviano. Por supuesto que se sufre por la enfermedad, pero también con el sentimiento de que la enfermedad que padeces no es de importancia para unos presupuestos del Estado, o para la agenda de los partidos políticos, o para la agenda científica de los investigadores. Eso duele, también.
Somos capaces de conseguirlo, los seres humanos hemos tenido que enfrentar desafíos parecidos y los hemos desafiado con éxito.
Mucho ánimo a las personas que tienen Alzheimer, a sus familiares, a los investigadores que necesitan esos recursos que serían la esperanza para todos, a las organizaciones que se movilizan para hacer visible esta realidad y gracias a ti por haberle dedicado unos minutos de reflexión.
Un saludo.
Comentarios
Publicar un comentario