¿Cuántas veces nos hemos preguntado
“dónde tendré la cabeza”?, ¡será posible que no logro
concentrarme en esto, y es muy importante hacerlo! Intentamos prestar
atención a algo, pero otro algo nos distrae. Antes de seguir leyendo
te pediría que hagas dos cosas, por favor. Una de ellas sería
pensar en cuántas cosas estás "atento/a" en este mismo momento...
también cuántas ideas, pensamientos, emociones aparecen en tu mente. Lo segundo sería
situarte sentado/a en el filo de una silla, sin llegar a tocar la
espalda con el respaldar, con los pies en el suelo, las manos
colocadas en las rodillas, la cabeza ligeramente inclinada hacía
abajo, lo justo para apuntar con la barbilla hacía nuestro pecho.
Ahora, deja de leer, pon una alarma para que te avise en un minuto.
Cierra los ojos, e intenta concentrarte en la respiración... en un
minutos seguimos...
¿Qué tal?, ¿cuántas cosas pasaban
por tu cabeza?, ¿te costó mucho trabajo estar atento/a a la
respiración sin que ningún otro pensamiento o estímulo te
distrajera? Si has conseguido estar tranquilo/a atento/a a tu
respiración, tienes una magnífica atención plena (mindfulness). Si
no has podido, significa que estás muy distraído/a, sería
interesante que practicaras y perfeccionaras un poco más tu
atención.
El mindfulness, es fundamentalmente una
práctica. Podemos leer mucho sobre ella, pero lo mejor es
practicarlo. Lo que necesitamos para ponernos en práctica es tener
claro que el objetivo es entrenar nuestra percepción y atención,
poco a poco. Para ello es necesario que dediquemos algún tiempo al
día, para la práctica. Planifica un tiempo para la atención formal
(aquella que es rutinaria, estructurada, que tienes un lugar
tranquilo donde realizarla y que te garantizará la máxima
experiencia). Por otro lado, es interesante buscar momentos para la
práctica informal. Ésta práctica informal tiene muchas formas,
cuando vamos de camino algún sitio, mientras hacemos trabajos
rutinarios, nos sentamos en un banco del parque, etc.
Tanto en la práctica formal, como en la informal, debemos centrar nuestra atención en algo. Puede ser la
respiración, pero también pueden ser los sonidos, los mensajes de
nuestro cuerpo, fijaciones a imágenes, un alimento, etc. aunque
puede que lo más sencillo sea fijarnos en la respiración. Ésta
siempre va con nosotros, no se interrumpe durante mucho tiempo sin
que nos percatemos de ello y por supuesto su intensidad y ritmo están
íntimamente ligados con nuestro estado psicofísico.
Al principio nos sentiremos
perdidos/as, desorientados, como si estuviéramos haciendo algo
extraño, ridículo quizás. Nuestra cultura no nos enseña este tipo
de introspección. Nos han educado para estar muy atentos al
exterior, a la imagen que de nosotros mismos estamos proyectando. Una
de las vías de escape de energía psíquica que solemos tener es
pensar en nuestra personalidad. Por ejemplo, pensar que alguien nos
está mirando, que están hablando de nosotros/as, etc. Es bueno,
durante algunos minutos, olvidarnos de “nuestro yo” y centrarnos
en la realidad objetiva que vivimos.
Resaltar que en la actualidad se
está incorporando la atención plena a la psicoterapia. No sólo se
beneficia el/la paciente que la practica en terapia, sino que también
le ayuda al psicoterapeuta a estar más atento, empatizar más y
mejor con la persona a la que está ayudando. Se puede utilizar como
una psicoterapia per se, o se puede utilizar como complemento a otras
psicoterapias. Sobre todo aquellas en las que se necesita que la
persona esté centrada y/o relajada.
Seguiremos hablando del mindfulness en el blog, sobre los tipos de prácticas, beneficios, efectos sobre nuestra salud, nuestro cerebro, etc.
Para finalizar esta entrada quisiera
hablaros del comienzo de esta práctica a nivel científico en
occidente (no he hablado de ello, pero es Oriente y el budismo sobre
todo, los que mejor y más perfeccionaron este tipo de sabiduría). Por un lado mencionar a Jon Kabat-Zinn,
fue el fundador de la “Stress Reduction Clinic”, en la University
of Massachusetts Medical Center. Poniendo en marcha el programa para
combatir el dolor crónico; “Mindfulness Based Stress Reduction,
(MBSR)”.
Un colega suyo, norteamericano, llamado
Ronald D. Siegel, ha sido un gran divulgador de la atención plena.
Recomiendo sus lecturas, ya que explica con ejemplos de prácticas
cotidianas cómo conseguir con éxito y de forma versátil una buena
práctica del mindfulness.
Por último, en España me gustaría
resaltar a María Teresa Miró y Vicente Simón, que han son investigadores y divulgadores incansables de esta práctica en
nuestro país. Ellos han orientado algunos de sus libros y de su
actividad pedagógica hacia el mindfulness en la
práctica clínica. Cosa que agradecemos enormemente muchos
psicólogos/as.
Los que estudiamos de forma continua la
psicología sabemos que es una disciplina que siempre ha estado
estigmatizada por su supuesta falta de rigor científico. Esto ha sido, en mi
opinión, muy positivo. Porque han obligado a los psicólogos/as a
trabajar duro para demostrar científicamente lo que sí se consigue
de forma aplicada. Resultados fiables y validos. Por este motivo me
parece muy valiente la actitud de todos estos psicólogos,
psicobiólogos, psiquiatras, etc. que en los años setenta del pasado
siglo, ya se atrevían a hablar de prácticas de “dudosa validez
científica”. Nada más y nada menos que en la Facultad de Medicina
de Massachusetts. También los que abren camino en España, como María Teresa y Simón, que sin duda son un ejemplo a seguir para muchos/as de nosotros/as. ¡Gracias!
¡A practicar chicos/as! Os sentiréis
mucho mejor, ya me contaréis.
¡Un saludo!
Bibliografía de Referencia.
Miró, M. Teresa y Simón, Vicente,
(2016). Mindfulness, en la práctica clínica. 3ª Edición.
Biblioteca de psicología. Desclèe de Brouwer. Bilbao.
Siegel, Ronald D., (2012). La solución
mindfulness, prácticas cotidianas para problemas cotidianos. 2ª
Edición. Biblioteca de psicología. Desclèe de Brouwer. Bilbao.
Enlace web.
Guided Mindfulness Meditation Practices
with Jon Kabat-Zinn; link web oficial:
https://www.mindfulnesscds.com/
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